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Blog: "De Maipú a Nijmegen", en Países Bajos

Hola, soy Tamara Mateluna Cáceres y estudio Bioquímica. Actualmente me encuentro de intercambio en Países Bajos, en la ciudad de Nijmegen. Esta ciudad se caracteriza por ser una de las más antiguas del país, lo que se puede observar en su arquitectura que se distingue de otras ciudades más urbanizadas como Rotterdam o Ámsterdam. A 10 minutos en bicicleta del centro, se encuentra la Radboud University donde actualmente estudio el equivalente a mi carrera, la cual sería Molecular Life Sciences

La universidad, al menos en lo que respecta a ciencias, posee una amplia variedad de cursos. Usualmente son evaluados con un examen y un trabajo en grupo, o un reporte si es que realizas un laboratorio. En términos de infraestructura, la universidad tiene mucho que ofrecer. El campus es enorme y la Facultad de Ciencias, o Huygensgebouw en particular, es amplia y moderna. Los laboratorios son espaciosos y trabajas junto a más de un ayudante. Las clases son intensas, pero aprendes mucho y constantemente tienes que hacer tareas (assignments) para estar al día. En cuanto al campus, hay distintas instalaciones, por ejemplo: el gimnasio al cual tienes acceso por ser estudiante, el edificio de Erasmus, que es el más alto de la ciudad y posee un mirador en el último piso, el Refter, que es un casino con diferentes locales de comida, entre otros.

La ciudad, en sí misma, es hermosa debido a la arquitectura antigua que posee que la hace más atractiva que otras, encontrando un equilibrio entre lo antiguo y lo moderno en cada rincón. En bicicleta la puedes recorrer en un par de horas, incluso menos. En un principio me costó acostumbrarme a movilizarme constantemente en bicicleta, pero las ciudades están construidas para movilizarse así. Es normal que las bicicletas tengan prioridad por sobre los autos, pero siempre con el debido cuidado de señalizar a donde se virará para no causar accidentes. Lo que más me impresionó es que la gente está tan acostumbrada a movilizarse en bicicleta que no ocupan cascos, ya que no los perciben como necesarios. No voy a mentir, es un poco abrumante estar constantemente en la bicicleta y quise utilizar el bus, pero los pasajes son costosos y no poseen tarifa fija, en comparación a Chile.

Por otro lado, es impresionante que puedes recorrer el país completo en tren, porque tiene conexión a todos lugares. Cuando llegué me resultó un poco caótico, porque yo no sabía que para los trenes más nuevos hay que subir escaleras, ¡porque algunos tienen dos pisos! O que para abrir la puerta debes presionar un botón. Además, son bastante amplios e incluso los trenes más antiguos poseen baños.

Otra barrera que me enfrenté al llegar a Nijmegen fue el idioma. En un principio no sabía cómo afrontarlo, porque acá hablan holandés y yo no sabía ni siquiera decir hola, pero lo bueno es que todo el mundo habla inglés, hasta los abuelos. Asimismo, las clases son inglés, por lo que después de un tiempo le vas agarrando el ritmo. A pesar de que no hablo inglés tan avanzado, me ha sido fácil comunicarme con mis roommates y mis compañeros. Y sí, tengo roommates, ya que encontrar un departamento barato en Países Bajos es muy difícil, pero por ser estudiante internacional tienes cupos asegurados en residencias distribuidas por toda la ciudad. Yo tuve la suerte de que mi residencia y mi facultad están a tan solo 5 minutos caminando. 

Pero hay diferentes tipos de residencias, en algunas tienes baño propio, en otras lo compartes, otras son más antiguas y así. En la que yo escogí, Hoogeveldt, tienes dos opciones, puedes compartir el piso con 14 personas o con 6. Claramente, elegí compartir con 6, ya que 15 personas compartiendo en un mismo espacio me parece caótico. A pesar de que se comparten espacios comunes, es bastante agradable llegar de la universidad y tener a alguien en la cocina que te pregunte cómo estuvo tu día. En un contexto de intercambio, no tener a tu círculo cercano de amigos y familia es difícil, pero siempre puedes crear tu propio círculo con tus compañeros de piso o compañeros de la universidad. Nuestro pasillo es bastante diverso, solo hay 3 holandesas y el resto somos todos estudiantes de intercambio. Es entretenido aprender de las diferentes culturas y del país en el que estás. Compartir junto a tus roommates en la cena o almorzar con ellos te permite socializar y conocer gente nueva. Y no solo eso, también puedes establecer conexiones que te pueden servir a futuro. 

En cuanto a la comida, todo está en holandés así que más de una vez me pasó que compré algo que terminó no siendo lo que quería. Acá hay diferentes tipos de snacks que son tradicionales, algunos no son tan agradables como los liquorice gums o drop gums, y otros son muy sabrosos como los stroopwafels, que, ojo, ¡tienen que llevar caramelo! El primero que probé tenía miel y mi roommate holandesa me señaló que esos no eran los mejores. También me pasó que se me quemó el arroz la primera vez que cociné, porque no tenía un tostador, por suerte un compañero de la USACH me vendió uno y ahora lo ocupan todos en el pasillo para tostar pan.
 
Por último, me gustaría motivar a la gente a postular a un intercambio, porque realmente uno aprende muchas cosas, conoce gente nueva, conoce una nueva cultura, recorres distintas ciudades, etc. Y me gustaría decir que, a pesar de que Nijmegen es una ciudad que apenas conocía, ya puedo afirmar que me he enamorado de ella y de su gente.