Blog: "De sopaipillas a chipas", en Paraguay

Mi nombre es Ignacio Muñoz Pinto, soy estudiante de quinto año de Ingeniería Comercial Usach y me encuentro cursando mi intercambio universitario en Paraguay, en la Universidad Nacional de Itapúa.

 

Me encuentro como alumno parte del programa ESCALA Pregrado de la Asociación de Universidades Grupo Montevideo (AUGM), y tuve la opción de cursar asignaturas en las carreras de Ingeniería Comercial y Contaduría Pública. Esto me ha llevado a conocer más personas y poder tener distintos puntos de vista de mi área, que en este caso son los negocios.

 

Muchas personas me preguntaron antes de tomar el avión: ¿por qué Paraguay?, y la verdad es que como me encuentro en mi último semestre de carrera, mi principal interés al cursar un intercambio es poder generar relaciones profesionales y de negocios con potenciales socios estratégicos en mis proyectos futuros, por lo cual estar en un país miembro del MERCOSUR me acerca mucho más a mis objetivos. Por otro lado, las relaciones comerciales entre Chile y Paraguay son muy fuertes y de comercio bilateral, lo que me impulsa a conocer más sobre la cultura de este hermoso país, su forma de realizar negocios, los canales de comunicación, ventas y mucho más.

 

De los casi 4 meses que llevo en Encarnación he logrado conocer 3 centros yerbateros (como dato curioso, la yerba mate es parte de la canasta básica paraguaya), 2 supermercados importadores de artículos de bazar (donde realizo mi práctica) y otros negocios. Estos 3 negocios son con los cuales he generado más relaciones, y proyectamos a futuro poder tener relaciones de comercio internacional.

 

También, en la Universidad Nacional de Itapúa me dieron la oportunidad de participar en su diplomado en “Emprendedurismo, Innovación y Tecnología”, lo cual no estaba para nada dentro de mis planes en este intercambio y fue otra de las muchas sorpresas que me esperaban cuando decidí tomar este desafío.

 

Si me preguntaran si ha sido fácil salir de mi país, dejar a mi familia y amigos, respondería con toda sinceridad que no. Estar casi 20 años con las mismas personas todos los días y luego de un momento a otro dejarlos de ver por meses es algo duro. Pero considero que vale totalmente la pena, porque si no me hubiese sometido a estas emociones y circunstancias no hubiese crecido todo lo que lo he hecho, porque en estos meses fuera de casa han sido los meses en los cuales mayor crecimiento personal he tenido, meses en los cuales tuve que abrirme a conocer una nueva cultura y adaptarme a ella sin perder mi esencia como chileno y como Ignacio, y ver cada circunstancia en mi día a día como una nueva oportunidad de aprender algo distinto, algo que no encontraría en mi comodidad, algo que en mi país no exista. Algo que me haga ser alguien mejor que cuando me fui, por ellos, pero sobre todo por mí.