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Blog: “De Quilicumbia a la ciudad de las tapas y la Gran Vía", en España
A los 9 años decidí que me iría de intercambio a Europa, estaba OBSESIONADA con París, la Torre Eiffel, los croissants, el Louvre y el Moulin Rouge. A mis 21 años había sido seleccionada para estar un semestre de intercambio en la Universidad Autónoma de Madrid en España y ahora, a mis 23 años recién cumplidos en Europa, soy mi versión más feliz.
El 24 de agosto empecé el viaje con el que siempre había soñado, sabía que la experiencia sería única y desde el primer día esta ciudad se robó mi corazón. Meses después sigo igual de feliz de poder vivir esta experiencia en el país de las tapas, el tinto de verano y la sangría. Soy Amanda, estudiante de Bioquímica en la USACH y estoy de intercambio en Madrid, llevo aquí casi tres meses y durante todo este tiempo Madrid me ha enseñado a la buena y a la mala que la vida es una, que siempre hay tiempo para un tinto de verano, para conversar, para caminar por la gran vía y que la vida es más que sólo cumplir con horarios y exigencias. Por esto y mucho más, Madrid mola mazo, o en chileno, Madrid es terrible bacán.
Madrid tiene de todo, fiestas, comida, cafeterías, museos, parques, viajes y lo disfrutas mucho. En general la cultura europea es muy abierta con el tiempo libre y el ocio es bien visto y necesario, la gente va al parque, disfruta el tapeo en las tardes, el café para conversar después de la comida, caminar por retiro y así con otras cosas en tu tiempo libre. Al ser la capital de España puede agobiarte o enamorarte, en mi caso sigue siendo la segunda.
Pese a todo lo bacán del intercambio, también está la parte intensa y difícil: tienes que ser adulto a la fuerza. Aprendes que, cosas como sacar plata de un cajero en otro país no es tan fácil como parece, a estar pendiente del valor del euro en tu moneda, a funcionar con la diferencia horaria para poder comunicarte con tu gente de Chile, entender que estás en una cultura completamente diferente y que todo funciona distinto, hablar o intentar hablar idiomas distintos al tuyo (en mi caso, ya tengo una mezcla entre el italiano, el chileno, el inglés y el mexicano jajaja) y lo más importante, estar dispuesto a conocer las diferentes culturas de cada país para poder conocer gente y hacer amigos.
La experiencia del intercambio te enseña a ser independiente y autosuficiente, a ser organizado económicamente, a ordenar tus tiempos, prioridades, a pasarla bien y a descansar cuando es necesario para cuidar tu salud mental. Es parte del intercambio sentir todo intenso: un día estás muy feliz, al otro te sientes sola y extrañas tu casa, tu familia, tus amigos, a tu perro, a tus gatos, tu universidad, a tus compañeros y profes, tu lugar en tu país, en tu universidad. Pero vivir la experiencia de un intercambio lo vale todo, ganas independencia, aprendes a cuidarte y ser autosuficiente, y conoces personas y lugares que después extrañarás y que se vuelven importantes en tu crecimiento personal.
Viajes y comida
La mejor parte del intercambio: viajar. En los meses que llevo en España he conocido ocho lugares de este país: Granada, Toledo, Valencia, Barcelona, Benidorm, Alicante, Ibiza (nunca pensé estar en Ibiza jajaj) y Formentera. He probado platos típicos, he conocido a la gente local, he escuchado su música, sus frases típicas y su cultura. Viajar no es solo conocer, comer y tomar fotos, es un aprendizaje muy bacán, es desafío tras desafío, cómo hacer rendir la plata, en qué sí gastar, en qué ahorrar, perder vuelos, llegar tarde, decidir con quién viajar, a cuidarte sola y aprender de todo: comprar pasajes, reservar alojamiento, buscar planes, organizar el día, qué comer y así con cada lugar nuevo. Cada uno de estos lugares tiene mi cariño y una parte de mi corazón (y de mis ahorros jajaja).
Choque cultural y el idioma
El choque cultural es bastante fuerte en muuuchos aspectos, algunos chistosos y otros no tanto. De los chistosos aun no entiendo por qué el metro de Madrid va para el otro lado, por qué la gente tiene una adicción particular por el Colacao y por qué la Fanta no tiene color radioactivo y sí tiene sabor a jugo de naranja. De los no tan chistosos, no estás en Latinoamérica, las personas no son tan cálidas, extrañas la comida casera, la música latina, a tu familia, a tus amigos y a tus mascotas. Si tuviese que elegir dos cosas que extraño mucho de Chile, definitivamente serían la comida y la cumbia.
Respecto al idioma, si bien es español, el choque ha sido brutal. Los chilenos tenemos mala fama por cómo hablamos, pero los españoles tienen palabras muy extrañas “no te rayes tío, que me molas, que me flipas, guarro”. La verdad hago que las entiendo, pero sigo sin entenderlas. Dato random: *nos entendemos mejor con mis amigas italianas que con las españolas*.
El estudio
En Chile estudio Bioquímica, pero aquí estoy cursando dos asignaturas electivas en la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de Madrid, de la carrera de Ciencia y Tecnología de los Alimentos: Tecnología de la leche y ovoproductos, y Tecnología del vino y bebidas alcohólicas, me gustan mucho ambas asignaturas y las profesoras que las hacen también me gustan. La universidad es bastante buena en muchos aspectos y la oficina de relaciones internacionales te ayuda y resuelve todas tus dudas, pero el ambiente universitario es muy diferente a lo que estoy acostumbrada en Chile, la gente no es muy abierta a conocer personas de intercambio, los grupos son super cerrados, nadie te explica nada JAJAJ. El sistema de evaluación es diferente, solo tienes dos exámenes al semestre por asignatura, el parcial y el final, las malas te restan puntos, la escala de notas es del 1 al 10 y la mayoría del tiempo entender cómo funciona la universidad en otro país puede ser estresante, pero, aun así, la experiencia de poder estudiar mi carrera en otro país y darle otro enfoque a la Bioquímica me gusta mucho. He aprendido mucho de laboratorio y de investigación en levaduras y temas relacionados a la vinificación, cosas que por la pandemia no había podido aprender del todo, y aquí he podido aprenderlas y entenderlas para poder seguir estudiándolas al volver a Chile. PD: Usach te extraño todos los días jajaj.
En cuanto al estudio y a los trabajos que tengo de cada asignatura, la universidad tiene salas de estudio y siempre es una opción ir a cafeterías en Madrid para estudiar. En la asignatura de vinos, he tenido presentaciones, prácticas de laboratorio, trabajos en grupos, un examen, una salida a una bodega de whisky en Segovia y una cata de vinos, aplicando lo visto en las clases teóricas… esta asignatura es mi parte favorita de la universidad. Estudiar durante un intercambio puede ser un poco más complicado de lo normal, no tienes tu espacio propio, tienes muchas distracciones, pero se puede, sólo tienes que buscar tu manera de hacerlo y adaptarlo a tu ritmo, y organizarte para poder estudiar, disfrutar y viajar.
Mi piso y mis amigos aquí
Mi parte favorita de mi intercambio es mi piso, vivo en el barrio LGBTQ+ de Madrid: Chueca, a 5 minutos de Gran Vía y comparto piso con 8 personas de diferentes países y edades; Laura (EE.UU), Maca (Chile), Marcello (Italia), Andrés (Chile), Irene (Italia), Julio (España) y mis besties madrileñas que me han apañado en mis viajes, en la u, en el estudio, en mis crisis existenciales, cuando el intercambio se pone no tan bonito y en salir a comer: Chiara (Italia) y Maggie (EE.UU). El piso me gusta mucho, hay mucha buena onda y desde el día 1 me recibieron muy bien. Los ex roomies también son bacanes: Borja (España) es un tierno y ha hecho el papel de amigo y de mi médico aquí en Madrid, y Loic (Bélgica) un personaje que tenía que conocer en mi intercambio. Chueca tiene una parte de mi corazón y toda mi familia adoptiva también.
También he generado amistades que han sido fundamentales en mi intercambio, mis amigas italianas (Alice, Chantal, Carola, Alessia, Chiara, Asia), de Guatemala y mi facuamiga mexicana, que ha sido mi apoyo número 1 en la universidad. Tari, mi amiga española no tan española jajaj, el italiano ha sido muy importante en mi intercambio, la mayoría de mi círculo es italiano, y gracias a eso estoy aprendiendo a hablarlo (ancora non lo parlo molto bene, ma lo sto imparando), conociendo su cultura y su comida.
El intercambio me ha enseñado que la vida es una, que la intensidad está bien y que viajar y vivir en otro país te enseña cosas únicas. Si estás pensando en hacer un intercambio, yo te digo sí, mil veces.
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