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Blog: "Diario de una chilena en Canadá: emociones y experiencias varias", en Canadá

 
¡Hola! Mi nombre es Dakota Bustamante, tengo 22 años, estoy en mi cuarto año de Pedagogía en Inglés en la USACH y en este momento me encuentro viviendo las últimas semanas de mi intercambio de asignaturas en la University of Windsor, en Windsor, Canadá.
 
Es un poco complejo escribir en un par de líneas todo lo que he vivido durante estos 3 meses que llevo en Canadá; son experiencias que aún sigo sintiendo que son surreales, pero me imagino que si estás leyendo esto es porque te gustaría saber de todo un poco sobre lo que he vivido, así que intentaré contarlo todo desde el principio.
 
Yo considero que mi viaje comenzó antes de llegar a Canadá, y con esto me refiero a los días previos a mi vuelo. Hacer un intercambio y tener la oportunidad de vivir y estudiar en otro país ha sido un sueño que había tenido desde pequeña, así que no se imaginan las emociones que sentía los días anteriores a mi partida, fue una locura; entre felicidad, y gratitud por estar tan cerca de comenzar esta nueva aventura, y también miedo y ansiedad de sentirme sola o no saber cómo afrontarme a esta nueva vida en otro país. Siempre me sentí muy apoyada por mis familiares, amistades y algunos profesores de la USACH, así que a pesar de los pensamientos negativos que tenia de vez en cuando, me atreví, y no puedo estar más orgullosa de mi y contenta de haberlo hecho. 
 
El viaje fue agotador, no les voy a mentir. Viaje desde Santiago a Toronto en un avión, y luego de Toronto a Windsor en otro. Era la primera vez que viajaba en avión, y mi primer vuelo duró alrededor de 12 horas. El avión era bastante cómodo, la comida era mejor de lo que creía, pero les encargo el dolor de piernas que tenía y el sueño. ¡¡¡A esto se le suma la escala gigante que tuve de 20 horas en el aeropuerto!!! Mi escala era larga de por sí, pero por algunos problemas de la aerolínea, mi segundo vuelo fue atrasado, y el resultado fue una Dakota cansada y hambrienta sin saber qué hacer por tanto tiempo. La primera lección que aprendí fue que este viaje no iba a ser como esperaba, y la segunda fue que eso no significaba que iba a ser malo. Con mis dotes chamullisticos intenté que me dieran un lugar para alojarme, pero lo que conseguí fueron tickets de comida, no lo que quería, pero la comida siempre es bienvenida. 
 
Al igual que yo, otra alumna de intercambio que venía de Japón, quedo varada en el aeropuerto, y entre las dos nos hicimos compañía mientras esperábamos nuestro vuelo.
 
Cuando nuestro vuelo a Windsor fue anunciado, lo único que quería era llegar a mi residencia, tomar una ducha y dormir. ¿Se acuerdan de eso de que las cosas no saldrán como yo espero?, bueno al llegar a Windsor, me enteré de que mis maletas estaban retrasadas. Así que durante las próximas dos semanas tuve que sobrevivir al calor que hacía con el par de poleras y shorts que tenía en mi maleta de mano. Porque, aunque no lo crean, no solo hace frio en Canadá. 
 
Uno de mis temores antes de viajar era no poder conectar con otras personas, pero lo primero que hice al llegar fue conocer a las que ahora son amigas muy especiales para mí. Con ellas recorrí la universidad durante mi primer día en Windsor, en donde vi mi primer juego de futbol americano; tenía cheerleaders y toda la cosa. No entendía nada del juego (aún sigo sin entender) pero fue como estar en una película.  No fue hasta ese día en la noche, estando sola otra vez, que me di cuenta de lo lejos que estaba de mi casa y lo increíble de toda la situación. No hay palabras para describir lo que sentía, fue como si las últimas horas fuesen un borrón. No entendía bien como había llegado ahí, pero estaba realmente feliz. 
 
De ahí en adelante todo ha sido una experiencia nueva tras otra. Vivir en una residencia con otras niñas de diferentes partes del mundo: Italia, Francia, Inglaterra, Suiza, de África, entre otras partes, me ha dado la posibilidad de tener las conversaciones más interesantes que he tenido en mi vida. Y también me ha permitido formar amistades con personas asombrosas. Mi residencia no es nada del otro mundo, pero la gente que vive conmigo me ha hecho sentir siempre muy bien acompañada. Otra ventaja es que mi residencia queda a solo unos minutos caminando de la universidad.
 
La universidad es gigante y muy bonita. La mayoría de los edificios han sido remodelados y son bastante modernos. Cuenta con hartas instalaciones que la hacen bastante completa; como un nuevo gimnasio, piscina, canchas de distintos deportes, laboratorios, teatros, bibliotecas, farmacias, restaurantes, cafeterías, etc. Además, tiene muchas áreas verdes y sectores al aire libre para compartir. Y tienen un centro de estudiantes que es bastante activo. La primera semana organizaron un montón de actividades para darle la bienvenida a los estudiantes luego de sus vacaciones de verano, como guerras de agua, fiestas de espuma, bingos, películas al aire libre. Y a lo largo del semestre han organizado muchas más actividades, siempre con la idea de darle un espacio de relajo a la comunidad. Yo nunca me pierdo los eventos donde van a dar comida gratis, y créanme, son un montón, porque en la universidad siempre andan regalando cosas. 
 
Respecto a lo académico, para mí no fue difícil adaptarme a las clases o al sistema de evaluación, que, a pesar de ser distinto al chileno, en cuanto a exigencia es bastante parecido a lo que se exige en la USACH (igualmente la carga académica). Y en la mayoría de mis clases he adquirido conocimientos que son súper relevantes para lo que estudio.
 
El sector donde se encuentra la universidad es bastante seguro. Nunca me he sentido en peligro, o con miedo, incluso caminando de noche por el sector. Donde vivo es muy relajado, para algunos incluso puede ser demasiado tranquilo al punto de llegar a ser aburrido, pero para mí, que vengo de Santiago, este es un ambiente que me gusta mucho. Caminar a lo largo del lago que separa Windsor y Detroit es una de mis cosas favoritas. Algunas personas de Windsor me han dicho que el centro de Windsor es peligroso y la verdad es que yo no he estado mucho en el centro de la ciudad, pero cuando he estado nunca me he sentido asustada, ni nada por el estilo.  
 
Algo a lo que me costó acostumbrarme es a lo lejos que queda todo. Canadá es un país muy grande, y no es fácil (ni barato) recorrerlo, pero vale absolutamente la pena. Algunos de los lugares que he conocido son ciudades cercanas a Windsor, Algonquin Park, Toronto, Niagara Falls, entre otros
 
En general, realizar un intercambio vale absolutamente la pena. Sé que mi viaje comenzó un poco acontecido, pero no miento cuando digo que he aprendido y vivido cosas que sé que atesoraré toda mi vida. No todo es perfecto, también hay que estudiar, y a veces es agotador, o frustrante cuando no tienes los resultados que esperas, sin embargo, aprendes muchas cosas que van más allá de lo académico. Yo me he dado cuenta de que puedo lograr bastantes cosas si así me lo propongo, he formado amistades que espero mantener a pesar de la distancia, he generado vínculos laborales que sé que me ayudaran a formar mi perfil profesional el día de mañana, y he recorrido un país precioso.